El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío(Horace Mann)

lunes, 29 de enero de 2018

CAMPANADAS CON SABOR A CHOCOLATE

Los sábados no me gusta nada madrugar, pero el sábado 16 de diciembre cuando el despertador sonó a las 6:00 horas de la mañana, no me importó; hasta me gusto, empezaba un bonito día de excursión, que con tantas ganas estábamos esperando mis amigos y yo.
Montamos en el autobús, con mucho alegría e ilusión, destino Madrid.
El viaje fue muy divertido, hablando y cantando. Nuestra primera visita fue el Museo de Ciencias Naturales, allí vimos dinosaurios, fósiles animales salvajes disecados, parecía que estaba en una película.
Después fuimos a Faunia, ahora los animales eran reales, exhibiciones de aves rapaces, leones marinos, insectos en mariposarios, pingüinos, etc.
Seguidamente, cuando caía la noche desembarcamos en la fuente de Neptuno con el propósito de llegar a la Puerta del Sol. Nos pusimos unos gorros de Papa Noel para identificarnos y al son de villancicos, comenzamos a navegar entre el gran océano de personas, hasta que llegamos a la Puerta del Sol. Allí, bajo la mirada del viejo reloj, de la Puerta del Sol, que cumplía 150 años, celebramos la entrada del nuevo año, tocando con un pandero las doce campanadas y tomando doce lacasitos en vez de uvas.
Posteriormente, nos fuimos a la Plaza Mayor, y pasamos, entre los múltiples puestos de su mercado navideño, el más famosos de la ciudad.
Finalmente, regresamos al autobús pasando por el Palacio de Congresos, cantando villancicos y el Tiroriro, todo era alegría y unión e incluso los leones parecían querer acompañarnos, el espíritu navideño nos había inundado, tanto a niños como adultos.
Cuando llegamos al autobús hicimos un recorrido por las calles del centro, para ver lucir la decoración. Fue un momento mágico para todos, vimos brillar cerezos en flor, abetos luminosos y multitud de diversas guirnaldas.
Cuando salimos de Madrid de regreso a Torrejoncillo, caí rendido en el autobús, y recordaba como en este día se había producido algo mágico, entre los alumnos, los padres y los profesores; se dieron valores como la unión, la generosidad, amistad, alegría, colaboración y cooperación, propios del espíritu navideño.
Al despertarme el domingo, pensé que todo había sido un sueño, pero mi boca sabía a chocolate. ¡Y recordé las campanadas con sabor a chocolate!.

 Alumn@s y Padres/Madres de 6º de Educación Primaria

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